Un mes. UN MES. Da la impresión de que queda mucho tiempo y al mismo tiempo tengo un pie al otro lado del charco. Ahora que entramos en la recta final cada vez que me despido de alguien no puedo evitar preguntarme si será la última vez que le vea hasta el año que viene. No me refiero a mis amigos cercanos, ni a mi familia obviamente, pero sí a toda esa gente con la que estoy acostumbrada a encontrarme de vez en cuando, que forman parte de mi vida sin que les vea todos los días. ¿Cuántos "Tenemos que quedar antes de que te marches"? se quedarán en nada.
Han pasado muchas cosas desde mi última entrada. Para empezar, ya tengo familia y pueblo y billete y todo. Básicamente todo es genial. Voy a ir a Westville, en Nova Scotia, que esta muy muy cerca de New Glasgow, una de las mayores poblaciones de la provincia. Mi instituto tiene muy buena pinta y ya me he puesto a mirar/escoger asignaturas (lo que, la verdad sea dicha, es mucho más difícil de lo que parece), y lo mejor es que el curso que viene no voy a tener que caminar nada para llegar al instituto porque...*redoble de tambores*...¡Voy a ir en bus! Espero que sea uno de esos amarillos. He hablado con mi coordinadora y me ha puesto en contacto con una chica del instituto para que le pregunte lo que quiera. Mi familia, los Hayman, también parecen geniales, y como mis host-grandparents y mi host-aunt (¿Eso existe?) van a acoger a un coreano, una brasileña y una turca respectivamente, tengo muchas esperanzas puestas en las comidas familiares. Además, los Hayman tienen dos perros y un gato, lo que es una alegría para alguien que, como yo, lleva toda su vida suplicando a sus padres por una mascota.
Algo en lo que pienso últimamente es en como va a cambiarme este año. Todo el mundo dice que un año en el extranjero puede cambiar mucho a una persona, y no puedo evitar preguntarme como seré cuando vuelva. Pero bueno, mi mayor preocupación ahora mismo es como empaquetar mi vida en 23 kg de equipaje, lo demás ya irá llegando.
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