jueves, 17 de abril de 2014

Here I Come

Hola a todos y esas cosas que suelen decirse en las primeras entradas. Me gustaría poder explicar en que va a consistir este blog, pero no va a ser posible porque ni yo misma lo sé. Lo que escriba aquí estará, probablemente, a medio camino entre desvaríos nocturnos y protestas sobre el frío que tengo y lo mucho que nieva. Lo más seguro es que los desvaríos terminen por quedar descartados y mis entradas se conviertan en una sucesión simplona de quejas sobre el tiempo; pero oye, hay que intentarlo, que no todos los días se va una a Canadá.

(Ahora es cuando tendría que poner algo como "Habéis oído bien: me voy a Canadá",  pero voy a ahorrármelo y ahorrároslo porque si estáis leyendo esto las probabilidades de que ya lo sepáis son del 99%)

Como supongo que también sabréis, la beca que me han concedido para estudiar y vivir en Canadá durante 10 meses es una de las "Becas Estudia En Canadá" (llamadas así en un maravilloso alarde de originalidad por parte del genio que les haya puesto nombre) de la Fundación Amancio Ortega (Sin comentarios).

Todo empezó a finales de Enero más o menos, alrededor de dos semanas antes de que se cerrara el plazo de inscripción. Al igual que le sucedió a gran parte de la gente que se presentó, mi profesora de inglés llegó un día a clase con un par de hojas informativas bajo el brazo referentes a la beca. Lo cierto es que yo siempre había querido estudiar en el extranjero, pero nunca me había parecido una posibilidad realista. Aquel mismo día se lo comenté a mis padres, que me dijeron que mandase la inscripción si quería, pero que estuviese preparada para una decepción por si acaso.
Al final, y menos mal, la mandé en el último momento (como todo lo que hago, para ser sincera). Esta decisión vino acompañada de dos semanas de espera angustiosa hasta que llegó el viernes en el que se publicaba la lista del primer corte. Al contrario que el resto de España, y gracias a que en Asturias somos muy guays, aquel día aquí había alguna fiesta y pude quedarme en casa sufriendo hasta las 12:00. (que en realidad fue un poco más tarde porque los de la Fundación son unos sádicos que no se dignaron a subirla hasta 11 minutos después, que puede parecer poco tiempo pero es bastante cuando se está al borde del infarto)

El caso es que por un motivo u otro mi nombre estaba en la lista y no sé quién se quedó más sorprendido, si mis padres o yo. 

En el periodo de desesperación que hubo entre esa lista y la segunda fase (examen escrito), conocí a Flo, que fue mi apoyo moral y la primera persona con la que hice una cuenta atrás de verdad (Gracias Flo).

Respecto al examen, no toqué un libro. Siendo un examen para medir tu nivel de inglés, me pareció que una semana repasando gramática iba a ser más bien inútil. Si estás leyendo esto el año que viene porque has pasado el primer corte, que sepas que no vale la pena perder tiempo estudiando. El examen consta de tres partes: Listening (a mi parecer ridículamente fácil siempre que no pierdas la concentración), Reading (bastante sencillo a excepción de un par de preguntas concretas) y Writing (un apartado con frases comenzadas que debíamos completar con lo primero que nos viniese a la mente y otro con una lista de palabras de las cuales teníamos que elegir seis e incluirlas en un párrafo redactado por nosotros de tema libre).

Salí del NH de Oviedo dando Canadá por perdida, no porque me hubiese salido catastróficamente mal, sino porque no estaba demasiado convencida de que de los 600 preseleccionados no hubiera 300 que lo hubiesen hecho mejor que yo. 

De nuevo a mitad de camino entre el examen y la salida de la lista correspondiente, entré en un grupo de Whatsapp de gente que había optado a la beca: mis pequeñas piñas (también conocidos como Canadiards). Cuando me metieron a mí eramos sólo cuatro, y fue entrando gente poco a poco hasta que llegamos a ser diez. Como les he prometido una mención especial, gracias a Nirvi, Seli, Flo, Ali, Pilar, Jorge, Andrés, Pablo y Eli por aguantarme, por las cuentas atrás, por las velitas, por las sesiones apresuradas de skype y hangouts para practicar las exposiciones orales, por presentarme a la maravillosa luna pervertida del whatsapp (más útil que la bailaora de flamenco)...Y por la piña, sobre todo por la piña.

Me estoy yendo por las ramas. El caso es que pasé el examen escrito y comencé a preparar la exposición oral. No sabia muy bien de que hablar, y al final escogí algo parecido a "Para que utilizo y el inglés en mi vida diaria". Dicho así suena un poco extraño, y es que en realidad nunca llegó a tener ningún título oficial. 
Me llamaron un poco tarde, pero ya fuera por las treinta tilas que me había tomado o por obra divina, todo fue better than expected; en el momento en el que comenzó a sonar la musquita de la llamada de Skype me quedé tranquilísima. Sin embargo, aunque terminé muy contenta, en los días siguientes ese "muy contenta" pasó lentamente a ser un "en estado maníaco-depresivo".

Llegué al día de publicación de las listas definitivas convencida de que todo esto se iba a quedar en una historia que contar a mis hijos sobre como me quedé a las puertas de la oportunidad de mi vida. Pero bueno, si eso hubiese pasado, no estaríais teniendo que leer esto, ¿no?


Después de pasar, he conocido a otros Spanadians 2.0, Amancioners, Canada Birches o como quiera que nos llamemos, y, aunque he prometido dedicarles una entrada más adelante, tengo que decir que son todos geniales.

Creo que eso es todo por hoy, si alguien ha aguantado hasta aquí: ¡Felicidades! Como alma caritativa que soy, subiré próximamente una entrada explicando más detalladamente el proceso de selección para los pobres desesperados que se presenten el año que viene, si no lo hacen antes los Canada Birches. Por ahora, procuraré no ahogarme entre el papeleo. Au revoir!